Considero que es un NO rotundo. Nuestros niños están inmersos en un mundo musical tendencioso y vertido hacia ellos por los adultos de su comunidad cercana. En mi caso comparto la jornada con alumnos de segundo ciclo de primaria y es bastante difícil que acepten un estilo musical diferente al reggaetón, trap y cumbia villera; en los cuales la el sexo, la violencia y la droga son los temas principales; expresados además con vocabulario soez.
Creo además que la infancia se ve truncada y deteriorada por estas opciones musicales y las emocione, sentimientos y deseos de los niños se ven alterados por quemar etapas velozmente y sin la maduración emocional adecuada.